Los orígenes de Roma

Origen mitológico y origen histórico de Roma

La primitiva historia de Roma se conoce de manera imperfecta o cuando menos incompleta. En parte, esto se debe al hecho de haber sido incendiada a manos de los galos (390 a. C.) y de haberse perdido importantes crónicas y relatos de sus primeros días. Así, gran parte de nuestras fuentes provienen de historiadores como Fabio, Pictor o Tito Livio, que basaban sus informaciones en leyendas o en otras fuentes no muy seguras. En realidad, sólo a partir del año 300, podemos contar con una historia romana más clara y verificable en sus aportes, porque los acontecimientos anteriores -y más aún los primeros cuatrocientos años a partir de la fundación de la ciudad- presentan innumerables contradicciones y aspectos oscuros.


ORIGEN MITOLÓGICO

Cuando Troya fue destruida por los griegos, el gran héroe Eneas logró huir de su ciudad natal y, tras muchas peripecias, llegó al Lacio, donde fundó la ciudad de Alba Longa.  Eneas era el hijo de Anquises, un vulgar mortal, y de Venus la diosa de la belleza y del amor. Había perdido a su esposa Creúsa en la guerra y por ello había tomado la decisión de salir de allí como fuera salvando a su hijo Ascanio y a su padre.

Varias generaciones después, vendría Procas, que tuvo dos hijos y una hija: Numitor, Amulio y Rea. Numitor era el hermano mayor y, por lo tanto, era el heredero. Amulio era el menor de todos, pero quería ser el siguiente rey y decidió matar a los hijos de su hermano Numitor, haciendo que no tuviera descendencia y no pudiera heredar el trono. Pero aún quedaba Rea, su hermana mayor. Para conseguir que tampoco tuviera descendencia la obligó a que se convirtiera en sacerdotisa vestal (sacerdotisa dedicada a Vesta que estaba obligada a permanecer virgen toda la vida). Tenía todo asegurado para ser el futuro rey, pero de nuevo intervino una divinidad. Marte, el dios de la guerra, se enamoró de Rea y tuvo con ella dos hijos llamados Rómulo y Remo. Amulio, al enterarse de esto entró en cólera y encarcelo a su hermana. No contento con eso tiro a sus dos hijos al río Tíber hacia una muerte casi segura.

El rio los arrastró un poco, pero, cuando las aguas volvieron a su cauce, la cesta con los mellizos quedó en la costa, al lado de una higuera y junto al monte Palatino. Una loba los amamantó y se hizo cargo de ellos durante un tiempo, el que tardó Faústulo, un pastor, en encontrarlos. Los llevó a su casa junto a su esposa Laurencia y los cuidaron como si de sus hijos se trataran. Cuando cumplieron la mayoría edad Faústulo decidió contarles su origen. Rómulo y Remo, al oír sus palabras sintieron como la ira se hacía con ellos y partieron rápidamente a vengar a su familia. Mataron a Amulio y restablecieron y devolvieron el trono de Alba Longa a Numitor.

Este los recompensó, permitiéndoles fundar una ciudad sobre el monte Palatino, elevación cercana al lugar donde se habían salvado de las aguas.  Ambos hermanos querían reinar en la nueva tierra, es por ello que dejaron a los dioses decidir cuál de los dos gobernaría. Lo harían observando el paso de las aves. Remo subió al monte Aventino y Rómulo al monte Palatino. El primero consiguió ver seis buitres mientras que el segundo avistó doce. Inmediatamente después, ambos bajaron de sus respectivos montes y Rómulo marco con una rama una raya en el suelo e indicó que sería el límite de su nuevo reino.

Con vestimentas sacerdotales, Rómulo unció un toro y una ternera blancos a un arado con reja de bronce. Luego trazó un surco cuadrado que sería el límite de su futura ciudad. Para indicar el lugar destinado a cuatro puertas levantó el arado de acuerdo con las creencias religiosas, el surco no podía ser cruzado y era necesario interrumpirlo en los lugares de acceso.

Remo, riéndose y burlándose de su hermano por las amenazas lanzadas cruzó la raya haciendo que Rómulo entrara en cólera y lo matara con sus propias manos a la vez que decía “Así perezca el que franquee este recinto”. La ceremonia de la fundación de Roma fue un acto religioso efectuado según el ritual etrusco el 21 de abril del año 753 (a.C.)

Unos instantes después, Rómulo se dio cuenta de lo que había hecho. Acababa de matar a su propio hermano. Sintió un gran arrepentimiento, y como homenaje a su hermano, a la nueva ciudad le pondría de nombre Roma. Así comenzó el más grande imperio jamás formado.

ORIGEN HISTÓRICO

La península itálica fue habitada originariamente por los Ligures (Golfo de Génova) y por los Vénetos (entre el rio Po y los Alpes). Los Itálicos, llegaron hacia el año 1200 (a.C.) y desplazaron a sus primitivos habitantes, ocupando las regiones del Lacio, la Campania y Umbría. Posteriormente etruscos (en el norte del Lacio) y griegos (en el sur de la península) se asentaron en la región.

Hacia el año 1000 (a.C.), los latinos (pueblo de origen itálico) se establecieron en el Lacio, llanura limitada por el Tíber, los Apeninos, el monte Albano y el mar Tirreno. El lugar estaba rodeado por diversas colinas de baja altura que ofrecían una buena protección natural. Los latinos construyeron sobre sus elevaciones chozas circulares de adobe con techos de ramaje cónico.

Las regiones circundantes fueron ocupadas por otro pueblo itálico, los etruscos, y fue por temor al pillaje, que las pequeñas aldeas se transformaron en verdaderas fortalezas. Algunas de estas aldeas fueron habitadas por los sabinos, pueblo que rápidamente se emparentó con los latinos. Estos pueblos, para satisfacer sus necesidades económicas y militares, formaron una confederación y eligieron como metrópoli la ciudad de Alba Longa.


A principios del siglo VI (a.C.) los etruscos conquistaron el Lacio y llamaron a la aldea “Ruma” y con el tiempo, la transformaron en una ciudad, con edificios y calles de piedra, cloacas y acueductos.

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